Fue un lunes de octubre de 2009. Empezaba un nuevo día y la (en ese tiempo) temida semana de exámenes estaba por empezar. Había quedado con una amiga para encontrarnos en la Universidad y seguir avanzando la "mono", pero una noticia llegó y mandó al tacho los planes. Horas antes me había despedido de "Abu", con quien habíamos estado la noche anterior, de un lado para otro. Inmediatamente después de recibida la terrible noticia volé y llamé a mi amiga, quien de hecho lamentó lo sucedido y canceló el encuentro. Más que pena lo que sentía era impotencia, puesto que no estaba preparado para ello. Decidí agarrar mis cosas y marcharme a la casa de mi papá para evitar más desconcentraciones. El común de la gente dejaría de hacer muchas cosas ante esta situación, pero yo fui un poco más fuerte: Al rato ya estaba en el salón y recibiendo apoyo de los muchachos por lo sucedido. Pese a mi esfuerzo, no fue el mejor de los exámenes. Terminada la jornada volví a la casa de mi...