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Mostrando las entradas de 2013

Cuatro años de ausencia

Fue un lunes de octubre de 2009. Empezaba un nuevo día y la (en ese tiempo) temida semana de exámenes estaba por empezar. Había quedado con una amiga para encontrarnos en la Universidad y seguir avanzando la "mono", pero una noticia llegó y mandó al tacho los planes. Horas antes me había despedido de "Abu", con quien habíamos estado la noche anterior, de un lado para otro. Inmediatamente después de recibida la terrible noticia volé y llamé a mi amiga, quien de hecho lamentó lo sucedido y canceló el encuentro. Más que pena lo que sentía era impotencia, puesto que no estaba preparado para ello. Decidí agarrar mis cosas y marcharme a la casa de mi papá para evitar más desconcentraciones. El común de la gente dejaría de hacer muchas cosas ante esta situación, pero yo fui un poco más fuerte: Al rato ya estaba en el salón y recibiendo apoyo de los muchachos por lo sucedido. Pese a mi esfuerzo, no fue el mejor de los exámenes. Terminada la jornada volví a la casa de mi...

Ilusiones eliminadas

Tras ver la derrota ante Venezuela en mi cuarto, bajé a la sala y se me ocurrió preguntar: ¿Cómo era todo cuando Perú iba a Mundiales? Bonito, dijeron. Apenas unas horas después del cierre del presente proceso, con una hamburguesa de pollo a medio terminar y bastante apesadumbrado por el empate ante los bolivianos, se me vino a la mente esa respuesta. Esta es la octava eliminatoria consecutiva sin premio final y otra vez conformarnos con ver el Mundial por tele (aunque esta vez me gustaría ir y verlo in situ). Mi primer recuerdo eliminatorio (vago, por cierto) es el del partido en Buenos Aires del '97, y también la goleada contra Chile, de la que más recuerdo la mazamorra que me comí en vez del propio resultado. A partir del siguiente proceso (Corea-Japón) ya se hizo costumbre juntarme con la familia para ver los partidos, y sobre todo el alboroto que se armaba con cada gol peruano u oportunidades falladas. Esta vez me tocó seguir más detalladamente la participación peruana, que pa...

Historias antes del Sí y del No

Desde que entendí lo que significaba la palabra "elecciones" han pasado casi 15 años. Al haber un colegio al frente de la casa, me llamaba la atención tanta gente que iba y venía, además de los vendedores que se apoderaban de la calle. Las primeras elecciones que recuerdo fueron las de 1998. Dos años después ya íbamos con mi mamá y abuela a acompañarlas a sus centros de votación, y luego a casa a esperar el flash. Lo mismo ocurrió al año siguiente en los nuevos comicios y en 2002 con las municipales. En todos esos años me preguntaba por qué no podía ir a votar. La respuesta era casi siempre la misma: "Espera a que cumplas 18 años". También me preguntaba por qué no votaban en mi colegio (aunque eso sí, en las primeras elecciones que me acuerdo, al día siguiente no íbamos a estudiar). En el 2006 los peruanos fueron hasta 3 veces a las urnas. Para ese entonces ya tenía más noción de las movidas electorales, aunque sin ir a votar obviamente. Ya me generaba la expecta...

De vuelta a clases...

1996: ¿Dónde estoy, qué hago acá? parecía decirme la primera vez que pisé un aula. Hasta ese entonces mi vida había transcurrido casi íntegramente en mi casa, entre las muestras de afecto de mis familiares. Debía empezar a enfrentar otro mundo, vestido con mi mandil verde con las vocales (¡por ahí lo debo tener!) y frente a personas totalmente ajenas a la casa.  Era un "nido" a la vuelta de mi casa, actualmente sigue funcionando, por lo que sería una súper idea darme un tiempito y "caer" por ahí a saludar. Dos años después se repitió la escena, sólo que en un ambiente más grande y mucho más poblado. Con el tiempo fui conociendo a los chicos y seguimos juntos casi al final, a la par que llegaban más, se iban unos e incluso otros pegaban la vuelta. Permanecí allí durante toda mi Primaria y Secundaria y a base de estudio, esfuerzo y "azules" en mi libreta de notas dejé, digamos, un buen recuerdo. Poco después y al parecer por "ese buen recuerdo", ...

Un pequeño "sacrificio"

Cuatro años de estudio no fueron por gusto, y a falta de un año más y luego de tanto esfuerzo ahora estoy practicando. Por ello, mi rutina diaria sufrió un cambio drástico: Mis horas de Facebook y radio se redujeron considerablemente a tal punto que el recibo de luz ha venido un poco más bajo (xD), y tengo que salir a hora prudente para conseguir carro y así no llegar a destiempo al trabajo. Cada vez que subo al micro tengo que hacer un pequeño "sacrificio": Desde que empecé a tomar carro seguido (justo cuando inicié mi vida universitaria), estaba acostumbrado a la comodidad de un asiento frente a la ventana, como siempre me ha gustado viajar, pero ahora que es temprano y mucha gente sale a trabajar a esa hora (9 am aproximadamente), esa comodidad se ve desplazada por 2 manos agarrando una estructura metálica. El viaje dura por lo menos media hora: hay que llegar al centro de Lima. Si en la ida "sufro", peor es en el regreso. Al salir del trabajo la meta inmedia...

Y así empieza la historia...

Han pasado más de 15 años desde aquella vez que se me ocurrió escribir mis primeras letras, y a partir de entonces he escrito miles y miles de hojas, sea a mano o a máquina, hasta crear este blog. Hay varias razones que me motivan a escribir, una de ellas tratar de expresar lo que siento. Uno experimenta muchas cosas a lo largo de su vida: Decepciones, alegrías, anécdotas... en fin, es la vida misma. Por ello es que nace De aquí, de allá y de más allá , en el cual iré relatando cada cosa que se me ocurra (xD, como escribimos los jóvenes) relativa a cada aspecto de mi vida (trabajo, estudio...) y una que otra apreciación acerca del mundo que nos rodea, un mundo en lo que no todo puede ser como uno desea, pero cuyo cambio puede depender hasta de uno mismo. David Sánchez Bojórquez