Los Juegos Panamericanos Lima 2019 fueron lo máximo. A pesar de la mala vibra de algunos "contreras" que decían que Lima no iba a dar la talla, el evento fue un éxito y fue la mejor campaña en la historia del deporte nacional. En contadas semanas vi (por tele, ojo) más peleas de box, partidos de rugby, carreras de atletismo, competencias de tiro y surf que en lo que había vivido hasta entonces, pero lo que quedó más marcado en mí fue lo que ocurrió el 10 de agosto. Más allá de seguir las competencias por diversos medios, mi "meta" era conseguir una entrada para el karate, que se iba a disputar ese día mencionado. Empero, como una mala costumbre de los peruanos, dejaba pasar el tiempo (como si las entradas sobraran) y las posibilidades de tener la entrada parecían extinguirse. Incluso fui a la misma sede del evento unos días antes, pero nada. Me quería volver loco. ¿Y por qué ese afán de ir al karate y no a ver otro deporte? Durante parte de mi vida universitaria...