A diferencia de la primera dosis, la expectativa era "menor", pero había seguridad de que con esta definitivamente el virus no me iba a tumbar. Para la segunda tuve que esperar los 21 días de espera de rigor.
No fue un día más para el mundo. Mientras me alistaba para ir, Facebook y Whatsapp se cayeron y millones de personas se volvieron locas. Yo no, pero me perjudicó un poquito porque tenía que mandar un mensaje con cierto carácter de urgencia (recién lo pude enviar cuando regresé a casa). Tras hacer la cola de rigor afuera del centro de vacunación, ya estaba adentro, me senté y agarré el celular: sin Facebook ni Whatsapp, fueron las horas de gloria (?) para Twitter, que no se cayó. Ahí pude comprobar las reacciones de la gente que usaba esta última red social.
La cola siguió avanzando hasta que llegó mi turno. La segunda dosis dolió comparada con la primera. Lo que sí fue igual fue el plato que me esperaba en la casa: cau cau de pollo. Habrá tercera dosis, pero esta no tendrá un posteo como las anteriores.
Comentarios
Publicar un comentario