Brasil es una de las grandes potencias del fútbol mundial. Cinco títulos mundiales, nueve Copas América y multitud de cracks que ha aportado a lo largo de la historia dan fe de ello. Como tal, infunde respeto, y también procede a la inversa, como cuando goleó en la fecha anterior a Bolivia. Así, el Scratch llegaba a Lima con la consigna de sumar nuevamente de a tres, pero encontraría a un rival que le complicaría las cosas... hasta que llegó el minuto fatal. Tras una serie de toques, Richarlison cabeceó y marcó el primero. Sin embargo, el árbitro acudió al VAR y luego de unos minutos lo anuló. Así, el delantero que lloró por no anotarle a Bolivia (!) tuvo que resignarse. Es cierto, el cabezazo fue seco e impecable, pero estaba apenitas adelantado. En otra época, se cobraba el gol y a sacar del medio, pero todo cambia. Ahora el fútbol es más científico y preciso: hay mediciones GPS, analistas de video, "ojo de halcón" y el tan mentado VAR, que esta vez nos "sonrió...