Argentina dejaba el Monumental de River para recibir a Perú en La Bombonera. Un estadio con mucha historia y de buenos recuerdos para el fútbol peruano. De esto último hablan los empates de 1969 y 2017. Un Perú que sacó un punto valioso ante una Argentina que se jugaba el todo o nada, en el marco de procesos que terminaron con sendas clasificaciones peruanas al Mundial. Todo ello muy distinto a la realidad actual, con un Perú en constante involución y una Argentina que vive en las "nubes" desde diciembre del 2022.
El empate con Chile dejaba en situación aún más comprometida a Perú. Esos puntos perdidos había que recuperarlos afuera, pero el siguiente rival era el más complicado posible. Empero, pese a su aureola de campeón del mundo, Argentina no es invencible, como que ha perdido ante Colombia, Paraguay y Uruguay, este último como local. Para emularlos (o más acorde a la realidad, robarle un punto), Perú tenía una tarea titánica: hacer un partido como no lo ha hecho en años. Como novedad a la vista, Argentina estrenaba camiseta vintage. No quedó mal, pero ha tenido mejores, como la del Mundial de Brasil o la Copa América Bicentenario.
La verdad, temía que Argentina saliera con todo y que de arranque destruyera a Perú. Ya lo había hecho ante Bolivia, por lo que probablemente también podría hacerlo ante una selección de más abajo en la tabla. Con la necesidad de seguir sumando para acercarse más al Mundial (meta que logrará, es cuestión de partidos), Scaloni puso a sus mejores hombres ante un Perú al que sacar puntos de la cancha de Boca le quedaría como una hazaña. Y así fue como el campeón del mundo empezó a tocar y rotar el balón en busca de ese primer gol. En la primera mitad pudo haber llegado, pero por A o B Perú se salió con la suya y conservó el cero en su arco. Las chances no fueron pocas: el remate de Julián al palo, el cabezazo desviado de MacAllister, un centro al que este último no llegó (Montiel tuvo una parecida) y el tiro libre de Messi que contuvo Gallese. En el otro arco, el "Dibu" solamente veía lo que hacían sus compañeros, sin opción de controlar ataques peruanos. Como en los no tan viejos (?) tiempos, Perú registró cero remates al arco, y sus múltiples pérdidas de balón posibilitaban las llegadas albicelestes.
De habérselo propuesto, Argentina hubiera resuelto el partido incluso antes del descanso. Ese 0-0 parcial daba pie a que en el segundo tiempo pudiera ser otra la historia. Y eso fue lo que ocurrió. Luego de tocar y tocar en tres cuartos de cancha, Messi centró al área y Lautaro se mandó un golazo de tijera. El hombre del Inter sigue anotando y se consolida como verdugo de nuestra selección. Así, Perú pagó caro el precio de mirar en lugar de marcar, y pese a ser mínima la ventaja, el partido parecía resuelto.
Pienso que Argentina no quiso hacerle más daño a Perú, pese a tener armas de sobra para ello. La posesión local fue aplastante, como jugando camotito (?) con los peruanos, pero sin resolución en los metros finales. Gallese no tuvo esas intervenciones espectaculares como las del partido de hace dos Eliminatorias, pero fue porque los "ches" no le patearon tanto como para que tuviera que hacerlas. Y volviendo al presente, los únicos que patearon al arco en la selección fueron Lapadula (de tiro libre) y Peña: en ambos casos, la pelota terminó en la tribuna. Así, se entiende que Guerrero y Valera nunca pudieron generar peligro y que el "Dibu" solamente tuvo actividad cuando su defensa le retrocedía el balón y para sendos saques de meta. Perú solamente perdió 1-0 ante el campeón y todas sus estrellas. Consuelo de tontos, dirán, pero la verdad es que da lo mismo perder por la mínima que por diez: no sumas nada. Pese a ello, la derrota en Baires era un resultado previsible, aunque la situación de Perú le añade drama (peor si nos goleaban). Y para remate, Chile le ganó a Venezuela y mandó al sótano a Perú.
Quedan cuatro meses para el próximo partido. El rival es Bolivia, repotenciado desde que es local en El Alto. Empero, cuando le toca bajar al llano, la figura es distinta, pese a ya haberle ganado a Chile. Viendo el vaso medio vacío, a Perú solo le quedaría evitar una vergüenza como la de 1989 (triunfo boliviano por 1-2), pero la consigna debe ser otra. Ojalá que en ese lapso la Sub-20 haga un buen Sudamericano, haya mejores rendimientos individuales en lo que vaya del torneo local, que Tapia ya no se lesione (?) y así habrá más de dónde escoger y hasta ir "renovando" las convocatorias, pese a que la primera se ve más difícil, más aún si la selección ya no jugará de local. Ordenar la casa (en este caso, la federación) será otra tarea. Tengamos chances o no de clasificar (es criterio de cada uno), los tres puntos tienen que quedarse en casa.
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