Luego de más de dos meses de receso (voluntario), era hora de volver a correr. La oportunidad apareció y era propicia: una 7K que, como la carrera de la avenida Arequipa, empezaba y terminaba en el mismo lugar. La fecha primigenia era 22 de setiembre, pero la postergaron una semana; igual, ya me había inscrito con anticipación.
En los días previos se declaró el estado de emergencia en Los Olivos y otros distritos. Capaz por eso ya no hay carrera, pensé, pero al acercarse más el día y no haber un pronunciamiento oficial que dijera "se suspende", me di cuenta que la carrera iba de todas maneras. Así, fui a recoger la indumentaria y a esperar el domingo, día de carrera. Los días previos transcurrieron entre el consumo de varias piezas diarias de pan integral.
La partida se dio minutos después de las 08:00. Al principio todo bien, buen ritmo hasta dar la primera curva, pero pronto había que caminar y de ahí volver a correr. Como eran tres carreras dentro de una (7K, 5K y 2K), había como dos checkpoint: al pasar el primero, entramos a una calle que conocía de años, pero en la que nunca había corrido.
Al hacer el "reconocimiento" semanas antes, advertí que había un tramo en el que la pista no estaba buena, esto en parte porque hay combis y micros que la usan como "atajo". Al llegar ahí, todos subimos a la vereda, porque en la pista seguían pasando los vehículos. En su momento esta calle tenía harto movimiento los fines de semana; hoy, solo quedan los recuerdos. Luego vino un tramo mitad desgastado mitad arreglado (las obras se hicieron empezando este año) y llegamos al segundo checkpoint. Vinieron recuerdos de la 5K del año pasado, pero la diferencia era que al pasar esta vez ya estaba súper agotado.
Al pasar el mercado ya no había piernas, pero no había por qué detenerse y mucho menos abandonar. Tal parece que de eso se dio cuenta un corredor que venía detrás y me decía "tú puedes, faltan 100 metros": así, imposible pensar siquiera en desertar. En realidad quedaban más (?), pero había que hacer el esfuercito final y así fue. Llegada "triunfal" a la meta y al ver el cronómetro del celular decía algo más de 51 minutos. Resultado: había mejorado mi tiempo de la carrera de abril.
Las dos horas siguientes a la llegada transcurrieron entre una aerotón y la premiación a los primeros puestos de las tres carreras en todas sus categorías. Mientras tanto, la gente hacía cola para que les hicieran masajes. Estando a punto de que fuera mi turno, tuve que esperar un poquito porque el alcalde (que siempre participa en las carreras) también quería su masajeada.
Hubo varias marcas que estaban promocionando sus productos: una de ellas (de Internet) trajo a nada menos que Micheille Soifer, quien es su imagen. La conocí en persona y la verdad que, comparada a cómo era hace años, se le ve bastante bien. Luego de mi masaje, "Michi" ya se había ido. Y como no había nada más que hacer, era el momento de emprender la retirada.
En un ambiente cercano había varias motocicletas recién adquiridas por el municipio. Se habla de hacer una 10K en lo que resta del año, y eso está bien (fomentar la práctica del deporte), pero ahora mismo hay una tarea más importante, y para ello servirán las motos.
Ruta de la 7K
Universitaria - Antúnez de Mayolo - Partida 5K - Izaguirre - Gonzales Prada - Gonzales Vigil - Chocano - Segura - Venus - Partida 2K - El Trébol - Gamarra - Universitaria.
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