El 12 de octubre último se inició la Etapa Nacional de la Copa Perú 2024. Finalmente se solucionaron los problemas de nunca acabar y quedó listo el cuadro de los 50 mejores equipos amateurs del país, que lucharán por el ascenso a la Liga2 2025. Se trata de un torneo único en el mundo, con más de 6000 equipos (los he estado contando) que empiezan la temporada y que abarca todos los departamentos del país, cada uno con sus respectivas ligas. Si bien ya no da el premio del ascenso a Liga1, todavía le abre las puertas del fútbol profesional (la Liga2 también lo es) a sus mejores equipos.
Hay quienes asocian a la CP con actos de corrupción, batallas campales, lluvia de reclamos, campos en pésimas condiciones, invasiones de animales, etc. No se va a negar que todo eso existe (en cuanto a lo primero, siempre que haya pruebas contundentes, eso sí), pero son cuestiones que, aunque con menor frecuencia, también suceden en campeonatos de "primer mundo", con el detalle que en el caso de la Copa Perú como que se magnifica y perjudica la imagen del torneo, asociándolo también a la informalidad e inclusive a la criollada. Pero como no todo es malo, por el otro están la presencia de equipos y jugadores con pasado en Primera División, que a veces remiten a la nostalgia, además de jóvenes valores con proyección: de esto último, no son pocos los jugadores que empezaron su carrera en las ligas y llegaron a destacar en la selección. Además de lo mencionado antes, hay otros puntos a tomar en cuenta y que a criterio personal tampoco le hacen bien a este inenarrable torneo como es la Copa Perú.
Termocefalia y cortoplacismo
Un equipo X gana partidos seguido y se perfila como para llegar lejos en el torneo. De pronto, pierde un partido, el pase a una siguiente fase se pone en riesgo y el presidente se raya (?) y bota al entrenador. Con el nuevo DT, el equipo no se recupera y queda eliminado, aunque en algunos otros casos sucede lo contrario. El "presi" pone su plata y le da derecho a hacer lo que le venga en gana, dirían algunos, pero no hay justificación para ello. Otros dejan de pagar y como consecuencia de ello los jugadores se hartan y se van, a sabiendas de que ese dinero ya no lo van a ver, puesto que no existe una Agremiación a la cual acudir, como sí la hay en la profesional.
Un equipo X gana partidos seguido y se perfila como para llegar lejos en el torneo. De pronto, pierde un partido, el pase a una siguiente fase se pone en riesgo y el presidente se raya (?) y bota al entrenador. Con el nuevo DT, el equipo no se recupera y queda eliminado, aunque en algunos otros casos sucede lo contrario. El "presi" pone su plata y le da derecho a hacer lo que le venga en gana, dirían algunos, pero no hay justificación para ello. Otros dejan de pagar y como consecuencia de ello los jugadores se hartan y se van, a sabiendas de que ese dinero ya no lo van a ver, puesto que no existe una Agremiación a la cual acudir, como sí la hay en la profesional.
Por el otro lado, están los técnicos que no aguantan pulgas y renuncian al ver que el presidente quiere, como se dice, armarles el equipo, imponiéndole jugadores o no trayendo los que pidió. La "intromisión" del mecenas del equipo deriva en la búsqueda de otro DT. Lo ideal es que cada uno que se ocupe de su respectiva función: los jugadores de "romperse" en la práctica y en los partidos, el DT de diseñar la táctica y el presidente de darle todas las facilidades a los que, por jerarquía, vienen debajo de él.
No todos piensan igual
Las posibles ambigüedades o vacíos en las bases de los torneos distritales, provinciales, departamentales y en general hacen que una parte interprete "a" y la otra "b", y a raíz de ello vienen los reclamos, las apelaciones, el papeleo y hasta una consecuente postergación del siguiente partido de los involucrados. Así, se juega más afuera del campo que adentro, y con frecuencia el equipo que fue eliminado en cancha vuelve a la vida gracias a la figura de la "mesa". Lo que sucedió en 2019 es un ejemplo de ello: Llacuabamba campeonó, con entrega de trofeo y todo, pero a los días tuvo que devolverlo tras prosperar el reclamo que le hiciera Carlos Stein, que se vio favorecido y se hizo del título. Aunque también habría que decir que por no llevar la cuenta de las tarjetas, "Llacua" lo pagó con ser despojado del título.
¿Es o no es?
Un pequeño porcentaje de los miles de equipos que juegan Copa han militado en su momento en Primera División. En los últimos años han surgido otros que, al avanzar en el torneo, dan una primera impresión de que los "originales" están resurgiendo y tienen posibilidad concreta de volver al fútbol profesional, cuando en realidad no es así. Ello se debe a que el nombre y colores son similares, pero nada más que eso. Nadie les prohíbe a los dueños de estos últimos (en algunos casos, exdirectivos de los denominados "históricos") fundar sus propios equipos, pero al menos pudieron ser más creativos a la hora de nombrarlos, y así evitar que sean tildados de "falso", "bamba" o "copia". Aunque es cierto que si los primigenios no se hubieran manejado mal, esta figura tal vez no se daría y hasta seguirían en el fútbol profesional.
Mucha plata...
Cualquier persona que invierte en un equipo de Copa Perú, primerizo o no, sabe que, además de pagarle a los jugadores y al DT, tiene que pagar por los carnés de cancha, transferencias, derechos de arbitraje, etc. Sin embargo, hay gastos que considero innecesarios o elevados. Hay ligas que cobran derecho de inscripción. Para la Etapa Distrital, pase y venga (porque de ahí parten todos), pero para instancias posteriores ¿no se "paga" ese derecho con el solo hecho de quedar entre los mejores de la anterior?. Yendo más allá, sería bueno averiguar si Perú, tras superar a Nueva Zelanda, tuvo que pagar algún dinero para asegurar su presencia en Rusia 2018. Si en torneos de "alto vuelo" no se cobra ese derecho, ¿por qué habría que hacerlo en uno que solamente es de ascenso?
Al no poder solventar la campaña, hay equipos que renuncian a jugar una siguiente etapa y ceden su plaza al que viene después. Para esta Nacional cada equipo ha tenido que apoquinar (?) más de S/ 33 000.00 entre inscripción y garantía, lo que supone más de S/ 1 650 000.00 que entran a las arcas del ente rector (aunque la garantía se devuelve). Quién se queda con esa plata y en qué se usa, de eso no se va a hablar. A los equipos que tienen taquilla e inversión fuertes podrían afectarles menos estos gastos (también le sumamos transporte y sueldos), pero la mayoría se ven obligados a tocarle la puerta a empresas o a sus respectivos municipios en busca de apoyo. También hay equipos que organizan una especie de "teletón": eso está bien, porque se pone a prueba si en realidad la gente del lugar está identificada con el equipo y pendiente de la campaña, pero en una instancia profesional, con mayores ingresos (ahí entra la TV) de por medio, hay otras formas de conseguir recursos.
¿Soluciones?
La emisión de boletines en las redes sociales o un canal interno, con la lista de jugadores suspendidos para una siguiente fecha, o normas que "protejan" a los clubes para que otros del mismo distrito o aledaños no sean nombrados de manera similar pueden ser algunas, además de suprimir los pagos de inscripción y bajar el monto de la garantía, con la condición de no recuperarla toda en caso el equipo sea descalificado o se retire. Asimismo, con bases mejor redactadas no habría lugar a dobles interpretaciones.
Lo pasado, pasado
Estos puntos también hubieran entrado aquí, pero ya fueron "corregidos". En época electoral, los equipos lucían los nombres de los candidatos o los logotipos de sus respectivos partidos: hoy, más allá de que varios continúan apoyando a los equipos
Antaño la Copa se extendía hasta inicios del año siguiente y le dejaba poco margen al campeón para contratar refuerzos y tener un plantel que pudiera competir en Primera. Un ejemplo: José Gálvez jugó su último partido de la Finalísima 1996 el 02/02/1997 y apenas 21 días después se estrenaba en el Descentralizado de ese año. Como consecuencia en gran parte de ello, los de Chimbote descendieron. Con el tiempo los márgenes se ampliaron, y ahora que solamente da ascenso a Liga2, más todavía, puesto que la Segunda demora en empezar.
Otro punto iba a ser el incumplimiento de las bases preestablecidas, como en 2023, cuando debieron jugarse cuartos, semifinales y final a doble partido, pero el ente rector determinó que todos vinieran a Lima para jugar dichas instancias a un solo encuentro. Si las bases, que supuestamente fueron aprobadas por los equipos antes de empezar, no se respetan desde el principio hasta el final, ¿para qué están? Pues en todos lados se cuecen habas: en los últimos días la mayoría de clubes de Primera División en Argentina optaron por suprimir sobre la marcha los descensos en su categoría, lo que representa un salvavidas para los equipos comprometidos. Al no estar contemplada la no baja en las bases originales, hay quienes con justa razón reclaman ese cambio, pero otros no. ¿Por qué? Seguramente porque son campeones del mundo, y, pase lo que pase en el torneo casero, al parecer allá lo primero es lo único que importa.
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